¡Ahuevo!, ese es el Sur, aquí el patio -Oriente- ya no tiene lugar ni para caminar, estamos hasta la madre.
Un preso en la proyección
Con toda nuestra solidaridad con Jonathan que esta en el hoyo como SEGREGADO
Un preso sañala la pantalla en donde se proyecta el documental, busca caras conocidas en el reclusorio dónde estuvo y al que ha sido trasladado, se tratan de acercar a la pantalla, dialogan entre ellos, tararean las canciones y si aparece algún conocido de los artistas de reclusorio gritan su nombre, le aplauden al Ballenita después de que canta la canción a su mujer que también esta confinada, ella cierra los ojos, contiene las lágrimas, somete el sentimiento después de años de no ver al que le canta "una canción que compuso hace muchos años para ella, su gran señora, su mujer"; asoman las lágrimas pero la obscuridad del auditorio disimula el desliz de debilidad ante los otros. Cuando Lenon canta "En la prisión" se mueven a ritmo de los guitarrazos y la voz aguardientosa del artista canero, se ríen de la letra y algunos se identifican cuando "piensa que me la fumo y que ando en el rock and roll". él viste un saco cuando va a tocarle a la visita, se personifica de trovador urbano, de trovador de cárcel lleva el pregón a las estancias y las carpas los días de visita y así lleva viviendo más de catorce años adentro, los espectadores sonríen, lo cabulean desde sus butacas, la identificación es plena con los versos de Pascacio cuando aparecen en fondo negro "Si te dan el atorón/ eres vulgar delincuente/es el trato que te dan/ aunque seas inocente/ paisiando aquí en la prisión/ perderás a los amigos/ perderás a la mujer" y comienza otra etapa del documental. Durante los 87 minutos del documental no hay mentadas de madre, silbidos, o que quieran quitar el documental porque no les gusta, el auditorio se va llenando después de iniciada la proyección se quedan los curiosos y los que desde el inicio están se van metiendo más y más en la narrativa del documental, hay una plena identificación con los personajes y la realidad en los reclusorios con los artistas que ahí se forman y con el que salió. Sí la música es la conciencia de esos lugares y cantan en cada momento y estado anímico, la cárcel es dura, culera por decir lo menos pero ahí están los artistas de reclusorio para hacerla más pasable, forma de interpretación, la vida misma es en ella otra con la música, los acordes de los confinados suenan duros, tensos, con la música es posible aventurarse para que los ojos no se queden pinchados en los hilos de alambre y el aliento perdure otro día más.
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