El que oye de más y el descaro de ser piedroso.
El
encuentro fue en el centro escolar del CERESOVA “El Oro”, ante la escolta de
esa prisión que daba vueltas y vueltas, la conversión a la izquierda
simplemente no podían ejecutarla, repetición tras repetición, 18 pasos, 21
pasos para poder hacer 180 grados no podían realizar, hasta les mentaron la
madre a los abanderados cuando solo hay uno, pero, la función del que mienta la
madre es que debe de tener consideración por las progenitoras de los demás,
entonces estructurar la frase en plural y así abarcar a los seis que conforman
la escolta, todos eran abanderados, y respondieron con un chingue su madre los
chimuelos, tres reincidentes y tres primodelincuentes
discutían en cada vuelta con el sol de las cuatro de la tarde, el Orejas
llevaba a cabo un monólogo de sus tres estancias en prisión desde los 15 años seis meses a los treinta
que en ese momento tenía y lo que espera de los nueve que le faltan por
compurgar.
Artesano
de cana, lenguaraz, se nota que tiene
acceso a libros dentro de la prisión, y maneja un discurso formado por frases
cortas, rápidas y convincentes de los que son adictos a la piedra o a la
cocaína, los que he conocido dentro y fuera de los penales tienen la habilidad
de convencer rápidamente a los que interpelan para comprar la siguiente dosis y
no claudican en el intento de conseguir lo necesario para la fumada en el
dormitorio después de la lista de las siete de la noche, ya que se han cerrado
los cantones y todo se vuelve silencio y miradas campaneando el pasillo.
Las Charrascas.
Son
heridas que los internos de los tutelares de menores se hacen con navajas de
rasurar, desmadramos la navaja y ¡zaz!
Dos, tres o cuatro tajadas en las muñecas, los hombros o entre la clavícula y
el hombro nos damos, después para que se nos hinche la piel agarramos el chicharrón,
la jerga con la que se limpia el suelo
del cantón o una camiseta y después de hacer la fagina, de limpiar toda la
marranada y la mierda de todos o de hacer el mostruo nos tallamos las heridas
para que se nos infecte, día tras día después de hacer la limpieza nos tallamos
la herida, entre más se vea hinchada y purulenta será mejor porque después de
que te cicatrice te queda así, levantada. Yo solo me hice dos, hay chavos que
se hacen tres o cuatro en cada brazo, o en el antebrazo depende del tutelar de donde
vengas, ya cuando pasas a la grande te identifican con eso y es signo de
respeto entre los otros corregendos y para los internos más grandes.
De
los dos años y medio que pasó en el tutelar de menores de San Fernando aprendió
a tejer las llamadas corregendas y tapetes, pulseras con banderas de cualquier
país, nombres, y saliendo se la llevo un rato por la dere vendía en la calle de Regina en el centro de la ciudad, trato
de vender en la plaza de Coyoacán pero los mismos artesanos una vez lo
encañonaron y le dijeron que no podía vender ahí, por eso se fue al centro y
ahí lo iban a buscar para que enseñara como tejer.
La
segunda ocasión que cayó a Cana llegó al Reclusorio Oriente sólo estuvo tres
días, en chinga salí, no hubo mayor
bronca, rápido, sin pedos.
Ya
la tercera fue que caí al Reclusorio Norte, (RENO) conocí al Ballena, estábamos
en el mismo dormitorio, en diferente cantón y ahora me trasladaron aquí, siempre
he sido rata, he sido muy descarado, me dejo crecer el cabello porque si lo
trajera corto se ve mi cabeza como una piñata, toda llena de cicatrices, dejé
de robarme las cosas cuando me dieron una madriza pero que no me creerías como
salí vivo de ahí de ese dormitorio después de que todos los de un cantón me
pusieron en mi madre, fue así:
Un día me robé cinco mesas, de esas que
ponen en las estancias o en los patios a un lado de las cabañas los días de
visita, nada más campaneé si no había nadie que me estuviera viendo y ¡órale!
cinco mesas me jalé, sin bronca, con eso durante una semana y media estuve bien
enfiestado, ya sabes fumándomela, se tardaron mucho en dar conmigo, pero fui al
mismo dormitorio de los que eran los dueños de las mesas y ahí llegando a la tienda
después de comprar unas piedras, llegaron los de ese cantón a quienes
pertenecían y me preguntan tu eres el fulano de tal, de tal dormitorio, pues sí
soy yo, pues te vamos a poner en tu madre porque nos chingaste unas mesas y
seguro ya todo te lo fumaste, que me
meten a su cantón ¡ya estas! madrazos, me patearon, no quedaba otra más que
acurrucarse y aguantar… me desnudaron, me dieron unos toques eléctricos, unos
cinchazos, otros tantos azotes con cables de luz, todo mi cuerpo estaba
entumecido, estuvo morado por tres semanas, me fracturaron unos dedos de la
mano, el antebrazo, me metieron a un tambo, me dieron unos tablazos en las
nalgas (me aplicaron el cuatro nalgas), después de toda la madriza que me
acomodaron me dijeron, toma ponte esta ropa, lávate la sangre, deja tus cosas
aquí y te vas a la verga. Después de la madriza que me dieron no supe cómo salí
caminando de ahí, apenas llegué a mi cantón casi a rastras y me dormí en el
camarote, pasaron la lista y no me desperté, pues por no estar en la lista me
mandaron al apando durante quince días, han sido de los peores días de mi vida
en la cana, madreado, sin visita, fracturado, morado, no podía moverme, parecía
que me iba a morir. Después de eso no he vuelto a robar nada. Salí de esa y
bueno ahora trabajo en otras cosas, engrapo gramos, limpio un poco de mota y
también la pongo en dosis para un churro o dos, limpio el salón de aquí del centro
escolar… se hacer cosas y se las doy a vender a otros para después que me caiga
una moneda ya sea que la utilice para comprarme una piedra y pasar la noche,
tranquilo en mi camarote, sin pedos.
Siempre hasta la madre he cometido los
delitos por los que he estado acá adentro, robo, homicidio e intento de
homicidio…
Pasaron
unos minutos más y antes de que terminara el documental le pregunté si le podría
encargar unos tapetes y una corregenda, que a finales de mayo se las mandaba
pagar con el papá del Tonz una de San juditas con los colores verde y blanco y
otra solo tejido con los colores blanco y rojo, contesto, simón, no hay pedo, ya sabes, me va a servir para darme unas piedras por
unas noches y pasarla tranquilo, aquí hay que ir día con día, no sabes si
tendrás para mañana varo para darte un jale…