Con esta primera intervención que colgamos, comenzamos una nueva sección "Opiniones sobre MPD1A", se leyó en el marco de la presentación en la IBERO Puebla.
16/11/2011
Música para después de un asalto
Cuando en las
tardes me llega tu recuerdo
hasta esta celda que me encuentro confinado
y veo en las nubes tus cabellos perfumados
Oh si pudiera
dejar este tiempo y dejar ese beso en tus labios…
(fragmento de
bolero “Doble Prisionero”Leonides Flores Vargas).
¿Cómo vivir
en un espacio donde te privan de la libertad? Negando que estás ahí. Por ello
las canciones escuchadas en este documental van en el sentido de “sobreviviré
mientras la paso”.
Desde niña
aprendes que la cárcel es el destino que te sucederá si te portas mal. Por eso una
parte desoladora de este documental, es la denuncia constante en las voces de
las y los presos de que el comportamiento no es determinante frente a otras
circunstancias, como son: contar con un defensor profesional, acceder a un
juicio legítimo, etc. Algunos llegarán porque se portaron mal y fueron
excesivamente castigados por eso, algunas no supieron ni de qué las acusaban.
La afirmación del músico Miguel Ángel es contundente: “No te castigan por el
delito, te castigan por la pobreza”.
Privar de
la libertad como elemento de prevención es un mecanismo ampliamente criticado,
en tanto es conocido el dato de que en nuestro país sólo 2% de los delitos es
sancionado. Por eso la amenaza de la cárcel que te infunden desde niña tiene muy
poca eficacia en los adultos: frente a determinadas condiciones adversas
confiarás en que la cárcel está muy lejos y apostarás que eso no te sucederá a
ti. Pero le sucede a miles de personas todo el tiempo.
En el
documental que se presenta hoy, apenas se nos informa la razón por la que las y
los músicos están presos y conforme más los conoces y te identificas con ellos y
ellas en su humanidad, sientes demasiada impotencia porque estén encerrados.
Por desgracia, no podemos ser inocentes: los delitos son responsabilidad de
quien los comete y hay que sancionarlos.
En nuestro
caso, por ejemplo, que combatimos la violencia hacia las mujeres, sabemos que
la diferencia entre la vida digna y el daño o la muerte para muchas de ellas está
en la separación de la mujer de su agresor y para hacer esto el sistema de
justicia lo que ofrece es la cárcel, tanto para sancionar como para garantizar
la reparación del daño. Y en esta búsqueda de justicia no podemos dejar de
exigir que se proteja a las víctimas tal cual está establecido en la ley.
Pero al ver
el documental no deja de surgirme la pregunta ¿Qué exactamente soluciona la
prisión? ¿Por qué con tanta facilidad frente al fenómeno de la violencia
generalizada la solución instalada en el sentido común de grandes mayorías de
la sociedad mexicana es “encerrarlos a
todos la cárcel”?
Por
momentos pareciera que la prisión sólo es una etapa más en unas vidas que ya de
suyo eran miserables por las circunstancias de donde vienen los presos
(drogadicción, pobreza, violencia) pero de otra parte impresiona que la música sea
el camino que encontraron estos hombres y mujeres luchadores por no entregarse
a la miseria y es admirable la entereza con la que luchan día a día por ello,
como dice un rap rocanero “Aprender a levantarse de cada tropiezo, siempre tiene
un precio”
¿Qué es el
rocanero? La poesía que sale en diferentes ritmos blues, rock, bolero, salsa y rap,
que nos dice que el dolor está presente, pero la libertad es la esperanza que te
permite sobrevivir a él: “mirando a través de esa ventana tratando de encontrar
felicidad”(rock rocanero). Aunque también se advierte el temor de todos a ser
discriminado debido a que “por llegar a
la prisión se te considera un monstruo” (rap rocanero).
Agradezco a
los realizadores de este documental por compartirlo con nosotras, por recordarnos
que la música -siempre presente en nuestras vidas- es imprescindible. Pero
también y no menos importante, porque nos obligó a voltear a ese espacio que
con facilidad olvidamos y nos confrontó a reconocerlo en su realidad y tomar
postura para no hacernos cómplice del olvido y la invisibilidad de las personas
privadas de su libertad. Por lo pronto, frente a estos espacios de privación no
sé me ocurre una alternativa, pero sí sé que para garantizar la justicia ese
espacio debe permitir a su población la vida en condiciones dignas para que
sólo se brinde el castigo al que se sentenció, ni un martirio más, ni un daño
mayor. Gracias.
Mtra. Anahí Espíndola Pérez
Investigadora del Observatorio de Violencia Social y
de Género
Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría SJ.
Universidad Iberoamericana Puebla